El reciclaje nacional tiene desde ayer un referente en
Bizkaia. La Diputación, el Gobierno vasco y la red social Koopera
inauguraron en Mungia la primera planta automatizada del país para la
gestión de ropa, calzado, libros, juguetes y aparatos electrodomésticos.
Con un pionero sistema de reconocimiento de voz para separar materiales
como bandera tecnológica, la infraestructura, en la que se han
invertido 6 millones de euros, pretende cumplir un doble objetivo
«ecológico y solidario»: aumentar un 90% la reutilización de desechos y
generar 264 puestos de trabajo para personas en riesgo de exclusión
social.
«Transformamos lo que nadie quiere en empleo y ahorro»,
resumió el diputado general, José Luis Bilbao, durante la apertura de la
planta, una nave de 4.500 metros cuadrados ubicada en el polígono
industrial Zabalondo. Extraoficialmente ya es desde hace algunas semanas
el punto en el que se descargan los contenedores verdes para el
reciclaje de ropa ubicados en todos los municipios del territorio. Estos
depósitos «poco a poco irán sustituyéndose por otros nuevos de color
blanco en los que se puede meter de todo, hasta libros y DVDs. De
momento, ya se pueden ver en Uribe Kosta y Amorebieta», avanzó un
portavoz del Departamento foral de Medio Ambiente.
Sea cual sea el medio de transporte, los enseres acaban
en la cadena de distribución montada en Mungia. La diferencia con
cualquier otra se nota a primera vista, al advertir que los operarios
trabajan con micrófonos. Tras separar una prenda, «¡Pantalón!», dice
Graciela, una de las trabajadoras, por el intercomunicador.
Automáticamente, el sistema, que mueve los elementos con impulsos de
aire, traslada los vaqueros hasta el cajón pertinente. Camisas,
chaquetas, ropa interior, faldas... tras ser separada, la ropa se somete
a un exhaustivo proceso de desinfección y «vuelve a la vida» en las
tiendas de segunda mano.
«Intentamos que todo retorne al mercado, rompemos la
tendencia de consumir y tirar, buscamos convertir Euskadi en una
sociedad de reutilización», explicaba Josetxu González, gerente de
Koopera. Y no sólo se reciclan prendas: hay muñecos, puzzles,
microondas, libros de Hemingway, Dan Brown y Javier Marías... En total,
se espera que la planta trate este año 3,4 toneladas de elementos.
Aparte de los comercios, algunos también recalarán en Chile y Rumanía,
zonas en las que los promotores desarrollan diferentes proyectos
solidarios.
Retorno de 2 millones
La planta de reciclaje automático se ha levantado gracias
a tres fuentes de financiación. Lakua ha aportado un millón de euros;
la Diputación, 906.159 euros; y la red Koopera, 4,2 millones avalados
por varias entidades financieras vascas. La nave, diseñada con criterios
«vanguardistas», también apostará por difundir actividades educativas
dirigidas a sensibilizar a la población.
Pero, además de su vertientes tecnológicas y formativas,
la infraestructura destaca por emplear a gente sin recursos. Muchos de
los contratados percibían hasta ahora la Renta de Garantía de Ingresos
(RGI) y ahora pasarán a convertirse en profesionales. «Protegemos a
gente que, aunque mejore el mercado laboral, tendrá problemas para ser
aceptada. De sujetos pasivos pasan a convertirse en personas
emprendedoras», precisaba ayer Javier Ruiz, viceconsejero de
Planificación y Empleo del Gobierno vasco. «No nos saquen a los
políticos en las fotos, saquen a los trabajadores, ellos son los
protagonistas; les estamos facilitando un nuevo proyecto de vida»,
añadía José Luis Bilbao, dirigiéndose a los fotógrafos. Los réditos para
las administraciones son evidentes desde el primer día. Según los
cálculos avanzados, las innovaciones ambientales y sociales permitirán a
la Diputación y el Gobierno vasco conseguir un retorno de más de dos
millones de euros en 2012.
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