Fuente: ecoticias.com
Un equipo internacional de investigadores, liderado por el ecólogo y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos Fernando T. Maestre, ha elaborado un estudio empírico cuyos resultados sugieren que la preservación de la biodiversidad vegetal es crucial para frenar los efectos negativos del cambio climático y la desertificación en zonas áridas. El trabajo se publica en la prestigiosa revista Science bajo el título “Plant species richness and ecosystem multifunctionality in global drylands”.
Los resultados de este estudio indican que el funcionamiento del ecosistema mejora conforme aumenta el número de especies vegetales, y que dicho funcionamiento disminuye conforme aumenta la temperatura media anual, en zonas áridas de todo el planeta.
Si bien existen evidencias de que la biodiversidad es un factor importante para el correcto funcionamiento de los ecosistemas y que, por lo tanto, aquellos en los que conviven más especies proporcionan más servicios y funcionan mejor, este trabajo es el primero en evaluar de forma explícita las relaciones entre la funcionalidad del ecosistema y la biodiversidad bajo condiciones naturales a una escala global.
Los investigadores han analizado 14 variables relacionadas con el ciclo de elementos esenciales para la vida, como el carbono, el nitrógeno y el fósforo, que son a su vez buenos indicadores del funcionamiento de los ecosistemas y de los servicios que nos prestan (mantenimiento de la fertilidad del suelo, control de la erosión, regulación del clima mediante la fijación de CO2 atmosférico, etc.).
En definitiva, este trabajo pone de manifiesto la necesidad de considerar la biodiversidad a la hora de conseguir ecosistemas más funcionales y resistentes frente al cambio climático y la desertificación. En este sentido, Maestre apunta que “los resultados indican que el calentamiento global que está sufriendo el planeta disminuirá la funcionalidad de las zonas áridas, lo que repercutirá negativamente en su capacidad de producir servicios clave para el mantenimiento de la vida sobre el planeta.
A día de hoy no somos capaces de ponernos de acuerdo en limitar las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global, pero podemos contribuir a minimizar las consecuencias negativas del mismo, y a promover la resistencia de los ecosistemas frente a la desertificación, si se toman acciones decididas para conservar y restaurar la biodiversidad vegetal”, concluye.
La publicación de este estudio es la culminación de cinco años de investigaciones, y de un esfuerzo colectivo en el que han participado más de 50 investigadores pertenecientes a 30 instituciones de 16 países diferentes.
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