Lo que comenzó con una simple huelga estudiantil por el cambio climático, ha ido cogiendo fuerza y se ha convertido en un movimiento conocido mundialmente como Fridays for Future, hasta tal punto de movilizar a miles de adolescentes en Uganda. Sólo fueron 5 alumnos los que inicialmente crearon esta protesta en Kampala, capital de Uganda, y en tan solo cuestión de medio año se ha distribuido por todo el país.
Estos jóvenes nos transmiten esperanza ya que a pesar de tener que lidiar con sus propios problemas también se implican con una causa mundial. A través de esta entrevista manifiestan varias realidades que nos representan a todos y cada uno de nosotros; e intentan que nos demos cuenta de la gravedad del asunto, ya no vale mirar para otro lado y tenemos que implicarnos con la causa si queremos cambiar las cosas.
Noticia facilitada por Urko Santana, alumno de Educación y Control Ambiental
Fuente: The World News
Los ‘gretas’ que despiertan la conciencia en África
Empezaron cinco y ahora son miles. Las protestas de los jóvenes contra el cambio climático se extienden al sur global y estos son los estudiantes que las impulsaron en Uganda.
A sus 15 años Greta Thunberg comenzó en 2018 uno de los mayores movimientos internacionales al protestar frente al parlamento sueco demandando acción por el cambio climático. Se trata del ya archiconocido Fridays for Future (viernes por el futuro). Al este de África, en Uganda, los jóvenes no han sido la excepción. En febrero de este año tuvo lugar la primera huelga estudiantil en la capital, Kampala.
Empezaron cinco estudiantes, hoy participan más de 2.000. Cicilly Ben, Irene Kananura, Katusiime Marvis y Niere Sadrach son cuatro de los seis organizadores originales.
Pregunta. ¿Cómo comenzó Fridays for Future en Uganda?
Niere Sadrach. Tuvimos un debate facilitado por Green Climate Campaign África, en donde se planteó la siguiente temática: la implicación de los jóvenes en las huelgas por el cambio climático. La discusión, se llevó a cabo en dos universidades, recogimos puntos de vista de estudiantes y concluimos que íbamos a incorporar las huelgas de los viernes como un modo de presionar hacia la acción urgente. Así que en febrero de este año, cinco de nosotros salimos a la calle en la entrada de la universidad e hicimos la primera.
P: ¿Cuáles son los mayores retos a los que se enfrentan cuando organizan huelgas?
Cicilly Ben. Uno de ellos es que la mayoría de la gente piensa que esto es político, que estás en contra del Gobierno. Esa es la imagen que siempre se ha tenido de quienes protestan. Muchos no están al tanto de lo que globalmente está ocurriendo, la gente no siempre entiende que esto es algo ambiental y no político.
P: Irene Kananura: A veces protestamos frente al negocio de alguien, y la reacción es “¡Fuera de aquí! No quiero que atraigas ladrones o a la policía porque se pueden quedar con mi tienda porque estás protestando”. Ni siquiera se molestan en leer tu cartel. No siempre aceptan lo que hacemos, sigue habiendo una mentalidad de "que pase lo que tenga que pasar, lo que Dios quiera”.
N.S. Retos hay muchos, por ejemplo los medios, localmente, si un hombre se divorcia de su esposa, eso está en los titulares. No tenemos espacio para hablar de cambio climático.
P: ¿Cómo fue creciendo el movimiento en Uganda?
N.S.: Había mucha gente joven con la que habíamos hablado y que tenía redes amplias, pero seguían muy escépticos respecto a las huelgas, así que trabajamos para inspirarlos y que se nos unieran. Desde febrero hasta hoy somos cerca de 2.500 jóvenes haciendo huelga. El apoyo está llegando, sin embargo, cuando necesitamos trasladarnos a otros lugares que están lejos, suele ir solo una persona. Al ser un movimiento liderado por estudiantes tenemos recursos muy limitados. Por otro lado, muchos de nosotros no somos de Kampala, estudiamos aquí, por ejemplo yo soy del distrito de Yoga.
P: ¿En un movimiento global como Fridays for Future, qué papel debe jugar la gente de Uganda?
N.S. Tenemos nuestros propios problemas, los cuales necesitan nuestra propia implicación para resolverlos. El acuerdo de París fue firmado y ratificado por Uganda. Nuestro papel es empujar a nuestro país para que se cumplan los acuerdos y metas. Desde aquella firma no ha habido discusiones, ni siquiera un informe, nada que demuestre que Uganda está haciendo una transición y disminuyendo las emisiones globales. ¿Cómo vamos a ser percibidos mañana, si el sur global decide no hacer nada?
I.K. Hay gente en el gobierno que sienten que África sigue atrás, que dicen: “Esos países que nos están diciendo que hay que parar esto, ya se han desarrollado y no quieren que nosotros lleguemos a donde están”.
N.S. Si, necesitamos desarrollarnos, África necesita estar en un constante y veloz desarrollo, sin embargo, debe ser sostenible, y uno de los factores claves en los que nos estamos equivocando, es que los planes de desarrollo no tienen la sostenibilidad en cuenta. Eso es lo que nos va a matar, a nosotros y a África.
P: ¿Cuáles son sus fortalezas como jóvenes?
N.S. Usar lo poco que tenemos para ayudar a la causa: plantando árboles, hablando con gente, usando las redes sociales. Somos muchos los jóvenes en África, si logramos darle voz a los efectos del cambio climático, hay mucho por conseguir. Vamos a tener que vivir más en este planeta que los mayores, así que debemos replantearnos nuestro estilo de vida.
I.K. La gente tiende a escuchar mucho al Gobierno, a nosotros no tanto. Es increíble que incluso las personas en el Parlamento, de quienes esperamos ayuda o atención, nos dicen que no vamos a terminar esto que empezamos.
P: Vosotros sois estudiantes entre 14 y 24 años, ¿cómo acercan el tema a los mayores, por ejemplo a sus padres?
N.S. De hecho, ahora tenemos Padres por el futuro. La acción climática nos empodera, abre un mundo de oportunidades, creo que es la razón por la que los padres están apoyándonos.
I.K. Muchos de nuestros padres que viven en las zonas rurales no saben de Facebook o Twitter, si les hablas del cambio climático no te van a entender, pero sí les puedes decir: “Mamá en vez de cortar árboles para leña, comienza a usar desechos biodegradables para hacer fuego”.
Katusiime Marvis: A veces es difícil hablar con ellos, pero si les das opciones y alternativas a su estilo de vida, es más fácil.
C.B. Yo de hecho lo que le digo a mis padres son cosas como: “He estado viendo las noticias, ¿has visto que hay gente muriendo?, ¿has visto este huracán?”. Si escuchan sobre muerte, que es algo que da miedo, tienen una reacción y preguntan. De algún modo hay que llamar su atención.
P:¿Cuáles son los principales problemas ambientales a los que se enfrenta Uganda?
I.K. Mucha degradación de los pantanos, deforestación y la contaminación del aire y del agua. También tenemos un manejo de desechos muy pobre, hay vertederos de basura donde no los debería haber.
C.B. Uganda básicamente depende del carbón para energía, eso significa que miles de hectáreas están siendo deforestadas de manera ilegal. La gente lo ignora y cree que es algo sin importancia, pero tiene unos efectos serios sobre la salud. La solución es cortar el uso de combustibles fósiles y depender de energías renovables.
P:¿Se sienten esperanzados?
N.S. Sí. Poco a poco vemos gente uniéndose, expresando sus preocupaciones. Cuando hablo con mis colegas coordinadores en otros países les pregunto: “¿Cómo hacen para juntar a más de 50.000 personas en una protesta?”. Y me dicen: “Seguid haciendo lo que hacéis”.